A mi juicio, algunos análisis políticos tienden a incurrir en extravíos producto del encandilamiento con ciertas palabras. Suele decirse que el kirchnerismo recuperó el valor de la política, mientras que habría opositores que ejercerían la antipolítica. Así, se asevera que dirigentes como Sergio Massa o Mauricio Macri no son auténticos políticos sino meros administradores o gerentes.
domingo, 29 de septiembre de 2013
Política, antipolítica y campaña
A mi juicio, algunos análisis políticos tienden a incurrir en extravíos producto del encandilamiento con ciertas palabras. Suele decirse que el kirchnerismo recuperó el valor de la política, mientras que habría opositores que ejercerían la antipolítica. Así, se asevera que dirigentes como Sergio Massa o Mauricio Macri no son auténticos políticos sino meros administradores o gerentes.
Una hermenéutica de la antipolítica revelaría que no gobierna sino que gestiona; no se orienta al pueblo sino a una abstracción difusa denominada “gente”; es sólo marketing sin ideología; carece de planes de gobierno a los que sustituye por eslóganes vacíos; etc.
Resulta pertinente preguntarse si “antipolítica” significa lo mismo que “derecha”. Ignoro cuál será la respuesta, pero intuyo su estructura: la antipolítica representaría un estadio posmoderno degradado de lo que antes fue la derecha. Derecha que primero viró hacia el centro para después transmutarse en algo insustancial. Quizás esta presunción explique algunos aspectos del análisis de la campaña bonaerense.
Al inicio, uno de los reclamos a Sergio Massa apuntaba a que definiera a qué distancia se encontraba del kirchnerismo. La demanda parecía dirigida a que bajara del limbo de la antipolítica para confesar si era “un continuador del modelo” o una encarnación de “quienes en los 90 llevaron el país a la ruina”. Además de su maniqueísmo, la demanda encerraba un error categorial. La miopía de cierto análisis político quizás radique en intentar interpretar el fenómeno de Massa a través de categorías que le resultan ajenas. Cuando en focus groups se pregunta a sus votantes por qué lo eligen, las respuestas más típicas son: “Me gusta”, “Es un político moderno”, “Es inteligente”, “Es serio”, “Es valiente: enfrentó a Cristina”, “Es creíble”, “Hizo una buena gestión en Tigre” o “Se preocupa por la inseguridad”. Inversamente, es raro que se invoque que Massa sea progresista, de centroderecha o antikirchnerista. Sin pretender demasiado, me atrevería a sostener que “la política es el arte de utilizar palabras capaces de mover las cosas necesarias para que la gente, el pueblo o la ciudadanía (como prefiera decirse) pueda vivir mejor”. Quizás el fenómeno Massa radique en haber encontrado las palabras que, a modo de promesa, conectan con las expectativas de gente animada por la ilusión de algo distinto. Eso no lo exime de poseer un plan acorde con tamaña promesa. Es una hipótesis explicativa de su posicionamiento. Al fin y al cabo, pocos analistas consentirían en sostener que cuando –en 2003– Néstor Kirchner prometía “un país en serio” o “un país normal” estaba haciendo un ejercicio de antipolítica.
*Director de González y Valladares, consultores de marketing político.
http://www.perfil.com/columnistas/Politica-antipolitica-y-campana-20130929-0033.html
domingo, 22 de septiembre de 2013
La elección bonaerense y algunas metáforas políticas
En el inicio del tramo final de la campaña bonaerense aparece la siguiente foto: Sergio Massa lidera con alrededor de 44 puntos, seguido por Martín Isaulrralde con 33, Margarita Stolbizer con 14 y Francisco de Narváez con 4.
domingo, 15 de septiembre de 2013
El juego de las similitudes y las diferencias
Daniel Scioli y Mauricio Macri. Dos políticos relevantes en la Argentina actual y futura. Tan similares. Tan diferentes.
domingo, 8 de septiembre de 2013
Gloria y ocaso de la Presidenta
Octubre de 2011. Cristina Kirchner es reelegida por el 54%. La ventaja sobre sus adversarios es sideral. Su imagen positiva araña los 60 puntos. Cristina está en su cenit. Quizás el triunfo sea doble, o múltiple. Porque la Presidenta ganó la elección del pueblo, pero también venció dudas y críticas que se venían acumulando desde 2007, cuyo epicentro fue la crisis del campo en 2008.
domingo, 1 de septiembre de 2013
La dimensión psicológica de la campaña
Tras las primarias en Buenos Aires, el oficialismo, confundido, primero ignoró la derrota y luego desconoció a los ganadores, a quienes sindicó como suplentes, mientras desafiaba a debatir a los titulares, quienes detentarían el poder real. Adicionalmente, se cuestionó la voluntad del electorado opositor, al cual se amonestó por alentar intereses ajenos al pueblo.
La dimensión psicológica de la campaña
Tras las primarias en Buenos Aires, el oficialismo, confundido, primero ignoró la derrota y luego desconoció a los ganadores, a quienes sindicó como suplentes, mientras desafiaba a debatir a los titulares, quienes detentarían el poder real. Adicionalmente, se cuestionó la voluntad del electorado opositor, al cual se amonestó por alentar intereses ajenos al pueblo.
Las encuestas revelaron luego que la brecha entre Sergio Massa y Martín Insaulrralde se expandía hasta 18 puntos. Una semana después, una Presidenta que parecía haber recobrado la mesura y la racionalidad política anunciaba la suma del mínimo no imponible; medida que beneficia a millones de asalariados. Las encuestas muestran ahora que la brecha descendió a 13 puntos (43% vs. 30%). Existen dos estilos presidenciales antagónicos: uno que exaspera y genera hostilidad, y otro que reconcilia y concita adhesión. En 2010 la imagen presidencial había caído. Pero el fallecimiento del Néstor Kirchner permitió la emergencia de una Presidenta sensible, capaz de exhibir su dolor pero conservando la entereza para ejercer sus funciones. Esa faceta, sumada al buen momento económico, coronó el triunfo con el 54% de los votos.
Pero esa inyección de legitimidad, lejos de contribuir al desarrollo de un proyecto político, condujo a una paulatina implosión de su poder. A veces, al afán de ir por todo termina en la nada.
Cabe bosquejar una explicación psicológica. Y considerar la ideología como la expresión de una personalidad. Así, la tesis de Ernesto Laclau, su idea de tensar la dialéctica amigo-enemigo como modo certero de salvaguardar los intereses del pueblo, no sería sino la racionalización de una posición personal de la Presidenta. Disposición que también explica por qué una mandataria que intentó ir por todo terminó quedándose con poco.
En el presente, la Presidenta aspira a recuperar su agenda e instaurar una puesta en escena de sensibilidad hacia los problemas ciudadanos. El talón de Aquiles de esa estrategia es que quizá se corresponda más con la apariencia que con la esencia de la personalidad presidencial. Razón por la cual puede tornarse un juego difícil de sostener en el tiempo.
Lo anterior parece pecar de una omisión importante: ¿Cuáles son los roles de Insaurralde y Scioli? Más allá de lo provocativo de la respuesta, lo cierto es que el mejor modo de caracterizarlos surge al parafrasear a Cristina: a la hora de la verdad, interesa considerar al titular y no detenerse en quienes, a fuerza de alineamientos, se posicionaron como suplentes. Por su parte, Massa parece haber apostado a una estrategia diferente que expresa un juego psicológico distinto. Mientras que la Presidenta parece orientada por la lógica de la confrontación, Massa encarna mejor la lógica de la seducción.
Lo primero corresponde a una estrategia competitiva y, por ende, relacional, donde se trata de mostrar los méritos propios contrastándolos con los males ajenos.
Lo segundo, en cambio, se centra en mostrar que se es portador de un bien capaz de paliar una demanda insatisfecha. Al respecto, uno de los principales axiomas de la comunicación prescribe que para que exista encuentro es necesario conectar una promesa con una ilusión. Esa alquimia se traduce en votos. Y a juzgar por los resultados reales y proyectados, Massa estaría jugando muy bien ese juego.
Por último, una referencia a Margarita Stolbizer y a Francisco de Narváez. Mientras que la primera aumenta su capital electoral (15%) al posicionarse como una alternativa diferenciadora del peronismo, De Narváez parece confinado a ser un opositor cuyo principal activo se agota en ese ejercicio, aunque sin alcanzar una identificación empática con la ciudadanía.
*Director de González y Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/La-dimension-psicologica-de-la-campana-20130901-0060.html
domingo, 25 de agosto de 2013
Balance de UNEN
Las PASO dejaron algunos resultados incontrovertibles. Una lista asistemática incluiría la irrupción de Sergio Massa como líder emergente, el marcado retroceso del oficialismo a escala nacional y la irrupción del Frente UNEN como fuerza competitiva en la Ciudad de Buenos Aires.
El importante resultado obtenido por la coalición, tanto en la elección de senadores como de diputados, justificó una serie de elogios a la estrategia de instaurar un frente que, al inicio, generó muchas dudas y marcado escepticismo sobre su continuidad.
Esos elogios destacaron diferentes aspectos de esta nueva alquimia electoral que se presentaba a sí misma como una alternativa de poder real. Se sostuvo, por ejemplo, que UNEN fue una de las pocas fuerzas que supo capitalizar el sentido de las primarias. Se destacó, además, que la estrategia de unidad fue una cabal respuesta a las demandas de la ciudadanía expresadas en las multitudinarias marchas del 19S y el 8N. Por último, se insistió en la necesidad de un abroquelamiento común (v. g., la alianza entre Solanas y Carrió) para enfrentar uno de los males endémicos que padece el país: la corrupción.
Resuelto de modo satisfactorio el primer test electoral, la pregunta obligada era y continúa siendo: ¿Cuán sumables serán en definitiva votos provenientes de afinidades ideológicas en principio disímiles que coexisten en tan vasto espacio? O, más específicamente, ¿quienes votaron por Prat Gay y por Terragno en agosto se volcarán hacia Pino en octubre?; y quienes lo hicieron por Lousteau o por Gil Lavedra ¿votarán ahora a Elisa Carrió?
Los resultados de la primera encuesta donde se procede a responder ese interrogante evidencian que, efectivamente, podría existir un efecto aditivo importante, aunque también es cierto que se avizoran fugas tal vez compresibles.
Con todo, el resultado ubica a UNEN como una fuerza capaz de relegar a los candidatos del Frente para la Victoria a un incómodo tercer lugar, tanto en Diputados como en Senadores.
Entre aquellos que votaron por Prat-Gay en las primarias existe una mayor predisposición a votar ahora por Michetti; mientras que entre los votantes de Terragno, aunque en menor medida, también se produce una fuga (ver cuadro superior). En cuanto a la elección de diputados, el potencial desempeño de UNEN parece más promisorio. Carrió se ubica primera y relega a Bergman a un segundo puesto. Aquí también el cruce de información aporta valor: sólo el 42,5% de los votantes de Gil Lavedra votarían por Carrió, mientras que un 35% elegiría a Michetti.
A juzgar por lo visto hasta ahora, UNEN comporta una ingeniería electoral novedosa y competitiva. Adicionalmente, una vez más se pone de manifiesto que la verdad sobre los determinantes del voto parece estar a mitad de camino entre lo que prescribe el análisis político en términos de purismos ideológicos y lo que expresa la ciudadanía donde, además de ideologías, se conjugan multiplicidad de factores como la personalidad del candidato, los valores que encarna, su potencial de vencer a otros, su dimensión ética, etc.
Quizás lo anterior termine explicando entonces por qué UNEN puede desplazar al Frente para la Victoria, por qué Carrió se perfila como favorita y por qué a Pino le basta para superar a Filmus pero no le alcanza para destronar a Michetti. Al menos hoy.
El importante resultado obtenido por la coalición, tanto en la elección de senadores como de diputados, justificó una serie de elogios a la estrategia de instaurar un frente que, al inicio, generó muchas dudas y marcado escepticismo sobre su continuidad.
Esos elogios destacaron diferentes aspectos de esta nueva alquimia electoral que se presentaba a sí misma como una alternativa de poder real. Se sostuvo, por ejemplo, que UNEN fue una de las pocas fuerzas que supo capitalizar el sentido de las primarias. Se destacó, además, que la estrategia de unidad fue una cabal respuesta a las demandas de la ciudadanía expresadas en las multitudinarias marchas del 19S y el 8N. Por último, se insistió en la necesidad de un abroquelamiento común (v. g., la alianza entre Solanas y Carrió) para enfrentar uno de los males endémicos que padece el país: la corrupción.
Resuelto de modo satisfactorio el primer test electoral, la pregunta obligada era y continúa siendo: ¿Cuán sumables serán en definitiva votos provenientes de afinidades ideológicas en principio disímiles que coexisten en tan vasto espacio? O, más específicamente, ¿quienes votaron por Prat Gay y por Terragno en agosto se volcarán hacia Pino en octubre?; y quienes lo hicieron por Lousteau o por Gil Lavedra ¿votarán ahora a Elisa Carrió?
Los resultados de la primera encuesta donde se procede a responder ese interrogante evidencian que, efectivamente, podría existir un efecto aditivo importante, aunque también es cierto que se avizoran fugas tal vez compresibles.
Con todo, el resultado ubica a UNEN como una fuerza capaz de relegar a los candidatos del Frente para la Victoria a un incómodo tercer lugar, tanto en Diputados como en Senadores.
Entre aquellos que votaron por Prat-Gay en las primarias existe una mayor predisposición a votar ahora por Michetti; mientras que entre los votantes de Terragno, aunque en menor medida, también se produce una fuga (ver cuadro superior). En cuanto a la elección de diputados, el potencial desempeño de UNEN parece más promisorio. Carrió se ubica primera y relega a Bergman a un segundo puesto. Aquí también el cruce de información aporta valor: sólo el 42,5% de los votantes de Gil Lavedra votarían por Carrió, mientras que un 35% elegiría a Michetti.
A juzgar por lo visto hasta ahora, UNEN comporta una ingeniería electoral novedosa y competitiva. Adicionalmente, una vez más se pone de manifiesto que la verdad sobre los determinantes del voto parece estar a mitad de camino entre lo que prescribe el análisis político en términos de purismos ideológicos y lo que expresa la ciudadanía donde, además de ideologías, se conjugan multiplicidad de factores como la personalidad del candidato, los valores que encarna, su potencial de vencer a otros, su dimensión ética, etc.
Quizás lo anterior termine explicando entonces por qué UNEN puede desplazar al Frente para la Victoria, por qué Carrió se perfila como favorita y por qué a Pino le basta para superar a Filmus pero no le alcanza para destronar a Michetti. Al menos hoy.
* Director de Federico González y Cecilia Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/Balance-de-UNEN-20130825-0028.html
domingo, 18 de agosto de 2013
Razones y estrategias de ganadores y perdedores
Mientras los ecos de las PASO van quedando atrás, la carrera hacia octubre ya ha comenzado a esbozar tendencias.
En la provincia de Buenos Aires, los primeros sondeos parecen revelar que la brecha entre Sergio Massa y Martín Insaurralde se agranda a favor del primero, quien estaría orillando los 40 puntos de intención, superando por 10 al candidato oficialista, cuya intención permanece inamovible sin poder sortear un virtual techo de 30 puntos.
jueves, 15 de agosto de 2013
Encuestas pre Primarias: qué consultoras “la pegaron” y cuáles no acertaron
Los consultores González y Valladares se consagraron como los que más cerca estuvieron de los resultados oficiales en la provincia de Buenos Aires, mientras que Management & Fit (Senado) y Poliarquía (Diputados) fueron las de mejor desempeño en Capital Federal.
martes, 13 de agosto de 2013
Los pronósticos que publicó PERFIL fueron los más cercanos a los resultados
El último estudio de MGMR, Federico González y Cecilia Valladares para Perfil.com arrojaba una diferencia entre Massa e Insaurralde de 5,1 puntos. Ganadores y perdedores.
Aciertos y errores en los encuestadores
La mayoría anticipó el triunfo de Massa, aunque no la cifra; diferencias en Capital.
No la tuvieron fácil los encuestadores en las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) que se disputaron anteayer.
lunes, 12 de agosto de 2013
¿Nace un nuevo liderazgo?
A pesar de las reservas de siempre, una vez más las encuestas se revelaron pródigas en la predicción de lo que ocurrió.
Tal como se vaticinaba, Sergio Massa se ungió como claro ganador de la contienda electoral del principal distrito del país. Tal como también se predijo, una diferencia de 5 o 6 puntos bastó para determinar un ganador incuestionable, aunque resultó insuficiente a efectos de determinar un giro contundente en el liderazgo de nivel nacional.
Perfil con el sondeo más exacto en la PASO para Diputados bonaerenses
Diario sobre Diarios
presenta, como cada lunes posterior a una elección, un análisis sobre las
encuestas publicadas por los matutinos porteños en las semanas previas a las
Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Cuáles fueron las más
certeras y cuáles las que más se distanciaron del resultado final. Cómo le fue
a las empresas en cada uno de los dos distritos.
domingo, 4 de agosto de 2013
De victoria cómoda a final incierto
Desde el comienzo de la campaña, las encuestas coinciden en que Sergio Massa arrancó con una diferencia que parecía preanunciar una cómoda victoria sobre el oficialismo, pero luego la brecha fue reduciéndose hasta arribar hoy a una ventaja modesta que sugiere un final reñido.
De victoria cómoda a final incierto
Desde el comienzo de la campaña, las encuestas coinciden en que Sergio Massa arrancó con una diferencia que parecía preanunciar una cómoda victoria sobre el oficialismo, pero luego la brecha fue reduciéndose hasta arribar hoy a una ventaja modesta que sugiere un final reñido.
Considerar las encuestas como conjeturas razonables antes que verdades empíricas incontrovertibles justifica analizar la evolución del proceso electoral.
Considerar las encuestas como conjeturas razonables antes que verdades empíricas incontrovertibles justifica analizar la evolución del proceso electoral.
Comprender el achicamiento de aquella brecha comporta explicar dos factores concurrentes. Por un lado, resulta bastante evidente que, luego de un arranque deslucido, la intención de votar a Martín Insaurralde creció alrededor de 5 puntos; tanto como que la intención de votar a Massa fue menguando unos 3 puntos, luego de irrumpir con guarismos que parecían presagiar un aluvión de votos.
Explicar el crecimiento de Insaurralde semeja una tarea sencilla. El candidato emergió desde una zona de virtual desconocimiento. Se hizo más conocido, tanto en su figura como en su encarnación como candidato de Cristina. A esto también contribuyó la decidida actitud de apoyo dispensada por Daniel Scioli, que permitió mostrar un Frente para la Victoria sin fisuras. En cambio, no resulta tan simple explicar la evolución del desempeño de Sergio Massa. La parsimonia explicativa justifica invocar factores diversos, para conjeturar sobre su peso relativo.
En primer lugar, habría que considerar un posible votante confuso que, prematuramente, creyó que Sergio Massa era el candidato oficialista para, finalmente, subsanar el error. A mi juicio, de haber existido, ese factor habría tenido un peso magro.
En segundo lugar, cabría considerar el argumento político-ideológico subyacente a la estrategia que habría adoptado Massa. Conforme a esto, Massa habría deliberadamente adoptado una campaña políticamente aséptica, pensando que eso le permitiría transitar por un centro amplio para, así, ganar tanto a los votantes opositores como a aquellos que, a pesar de sus reservas, consideran que el Gobierno ha obtenido logros significativos.
La prescripción táctica de dicha estrategia implicaría no confrontar aguerridamente con el oficialismo y no realizar definiciones sobre temas álgidos que supongan adentrarse en cuestiones sobre la medida en que se acepta o no el denominado modelo kirchnerista.
Finalmente, en el marco de este argumento, se pretendería corroborar que el estancamiento y/o leve declinación de Massa obedece, precisamente, a un error de cálculo político, esto es: al no definir fehacientemente si estaría a favor o en contra del modelo K, terminó generando incertidumbre en parte de un hipotético electorado que exige que los candidatos definan en qué vereda están realmente. A mi juicio, esta lógica argumental resulta atendible aunque insuficiente para explicar los vaivenes del desempeño de Sergio Massa.
En cambio, me inclino por una hipótesis que, aunque simple y especulativa, quizá resulte la más verosímil: Sergio Massa surgió como una promesa de liderazgo emergente generando la expectativa de que la misma ya se haría visible desde la campaña. Pero la campaña, simplemente, no estuvo a la altura de la promesa. No ya por los aspectos de contenido sustantivos (v.g. sus definiciones políticas), sino por cierto estilo tendiente a la ausencia al que pareció autorrecluirse. Así, Massa parece haber adoptado la extraña idea de que los políticos trascendentes realizan su tarea sobrevolando una especie de Olimpo reservado a los líderes. En consonancia con la sentencia de “nosotros hacemos campañas hablando con la gente”, Massa parece haber decidido que alguien de su estatura no debe perder tiempo asistiendo a programas políticos, ni aceptando debates, ni dando discursos que toquen la fibra emocional de los votantes para que, luego, puedan ser replicados mediáticamente.
Quizás el corolario más curioso de este tramo de la campaña pueda sintetizarse así: como clara antítesis de Scioli, Massa irrumpió en la contienda como un político decidido a jugarse. Pero hoy los roles parecen invertidos: el entusiasmo militante y pasional que ha rejuvenecido a Scioli contrasta con cierta moderación exasperante que tiñe a Massa.
Para decirlo sin eufemismos en metáfora futbolera: Massa estaba por rematar el partido pero se replegó en la defensa. Ahora está intentando evitar el empate. Quizá le convenga recordar aquello de que no hay mejor defensa que un buen ataque.
*Director de Federico González y Cecilia Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/De-victoria-comoda-a-final-incierto-20130804-0066.html
sábado, 13 de julio de 2013
Similitudes y diferencias entre Daniel Scioli y Sergio Massa
Analizar similitudes y diferencias de políticos puede resultar un ejercicio para esclarecer quién es quién. Los datos de encuestas de opinión pueden conferir apoyo empírico a tal propósito.
domingo, 7 de julio de 2013
Lo ideológico y lo transversal
El primer sondeo de intención de voto para las PASO de agosto en Ciudad de Buenos Aires revela resultados esperables. En efecto, la lista encabezada por Gabriela Michetti y Sergio Bergman aparece liderando la intención de voto con 36,1%. Bastante más atrás se ubica la lista que encabezan Daniel Filmus y Juan Cabandié, del Frente para la Victoria, que alcanza un 23,1%. En cuanto a las tres principales versiones del frente de centro-izquierda UNEN, los primeros resultados muestran que aunque el espacio global alcanza un 25,7% (en un virtual segundo puesto), al interior del mismo existe una ostensible fragmentación.
domingo, 30 de junio de 2013
La fortaleza de quien puede ganar
Los datos surgidos en esta primera encuesta de intención de voto en la Provincia de Buenos Aires ameritan algunas reflexiones. En primer lugar pareciera ocurrir que la ciudadanía contraria al gobierno homologa fortaleza opositora simplemente a aquel candidato con mayores chances de ganar.
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