domingo, 22 de septiembre de 2013

La elección bonaerense y algunas metáforas políticas

En el inicio del tramo final de la campaña bonaerense aparece la siguiente foto: Sergio Massa lidera con alrededor de 44 puntos, seguido por Martín Isaulrralde con 33, Margarita Stolbizer con 14 y Francisco de Narváez con 4.
Ante tal escenario, las preguntas de rigor son: ¿podrán revertirse estos resultados?, ¿el cambio del oficialismo en temas como la política contra la inseguridad incidirá en su recuperación?, ¿qué le convendría hacer a Sergio Massa?
Un simple ejercicio de la conjetura permite aseverar que –en ausencia de hechos extraordinarios–, aunque el oficialismo mejore su estrategia, difícilmente le alcance para revertir la tendencia. Probablemente, el cambio de algunas políticas, sumado a un discurso más amigable, pueda incidir (si es que ya no lo hizo) en el logro de tres o cuatro puntos; pero no más. Sucede que, para una vasta porción de la ciudadanía, el resultado de las elecciones semeja a “cosa juzgada”. En efecto, para el tercio de los votantes, seguidores del oficialismo, cualquier medida que éste tome será positiva; en cambio, para el resto no afín, esas mismas medidas serán interpretadas como oportunistas.

Metáforas. Si la situación fuera como se la ha descripto, ¿cómo podría entonces analizarse el escenario que viene? Para responder, resulta ilustrativo recurrir al pensamiento metafórico.
Después de una primera reacción oficialista ante la derrota en las PASO, oscilante entre la negación y la ira, las encuestas detectaron una diferencia de 18 puntos a favor de Massa. Sin embargo, el posterior cambio orientado a cierta mesura discursiva y la seguidilla de medidas permitieron al oficialismo recuperar la agenda y descontar la diferencia hasta los 9 puntos actuales. Solía decirse que Néstor Kirchner era un animal político, quizás para destacar su tremenda voracidad y celeridad para tomar lo que necesitaba. Suele también referirse al ADN kirchnerista. En el fútbol se habla de pressing, que significa impedimento de las jugadas del contrario. La recuperación kirchnerista tras la derrota del 2009 cuadra bastante con lo anterior. El reciente descuento de los 9 puntos, también. Un axioma acrítico de la estrategia prescribe que quien va ganando no debe exponerse. En fútbol se dice que hay que cuidar el resultado por temor al contragolpe. En política, se utiliza la metáfora de hacer la plancha.
El arte del judo supone trabajar con la fuerza del rival. En política, los adversarios a veces caen por el peso de su propia fuerza desbocada. Quizás eso sea el talón de Aquiles del kirchnerismo.
En recientes focus groups, una mujer expresó “Me gusta Massa, pero últimamente está un poco ausente; no como Cristina y Scioli, que los ves hasta en la sopa”. En boxeo, cuando hay empate, los jurados otorgan el triunfo al actual campeón porque se espera que el retador asuma una actitud ofensiva mayor. En fútbol hay dos clases de equipos triunfadores: los que al ponerse en ventaja tienden a golear y los que se inclinan a conservar el resultado. En las corridas de toros, el buen torero es quien sabe regular el momento de atacar y el de esperar.
En una campaña política, “atacar” no significa necesariamente agredir. A veces sólo se trata de estar presente.
Quizás sea por eso que en política también se hable de seducir y de enamorar al electorado. Parte del arte de los amantes es saber regular presencias y ausencias de modo armonioso.
La política, en tanto hecho humano, no puede ser radicalmente distinta de la vida. Como en ésta, cada actor elige su personaje y con éste el juego que quiere y puede jugar. Las metáforas ilustran posibilidades. Los políticos elegirán las que entiendan más adecuadas. Finalmente, los ciudadanos darán su veredicto.

Por: Federico González, Director de González y Valladares Consultores de Marketing Político.

Artículo extraído de www.perfil.com - 22/09/2013

http://www.perfil.com/columnistas/La-eleccion-bonaerense-y-algunas-metaforas-politicas-20130922-0016.html