domingo, 25 de mayo de 2014

El mito del voto ideológico puro

Nuestra última encuesta permitió corroborar lo que veníamos observando: Sergio Massa encabeza la intención de voto con 27,6%, seguido por Daniel Scioli (23,2%), Mauricio Macri (17,5%) y Julio Cobos, como único candidato de UNEN (14,4%). También se observó el nivel competitivo de Florencio Randazzo dentro del FpV, dado que si fuera el candidato oficialista obtendría el 22,5% (contra 26,6% de Massa).
Pero además de relevar la intención de voto en escenarios donde debe elegirse un candidato entre varios, también preguntamos –para cada candidato por separado– si se lo podría llegar a votar o no. Cuando se analizan estos resultados en términos de afinidades, se revelan algunas perlitas.
Curiosidades: entre los posibles votantes de Massa, el 45,9% podría también hacerlo por Macri; 31,2%, por Cobos; 26,5%, por Binner, y 21,8%, por Scioli. Entre los votantes de Scioli, sólo el 52,1% podría hacerlo por Randazzo, mientras que el 22,2% podría elegir a Massa y el 15,6%, a Macri.
En cuanto a los votantes de Macri, el 44,3% podría también inclinarse por Massa, mientras que el 40,3% lo haría por Cobos. Entre los votantes del socialista Binner, sólo el 51,1% podría también elegir a su compañero de espacio, Julio Cobos, mientras que el 41,1% podría optar por Macri y el 31,9%, por Massa.
Explicación. La política trata de comprender los comportamientos de los actores en términos de categorías inherentes a su propio ámbito, lo cual resulta lógico. Pero para aplicar tales categorías, se hace necesario postular la abstracción de una especie de homo politicus que, básicamente, actuaría impulsado por razones ideológicas. No obstante, lo que esa explicación tiende a soslayar es que, además de hombre político, el votante es también muchos otros: social, ético-moral, emocional-pasional, irracional, superficial, prejuicioso, indiferente, justiciero, sabio. Así, desde esa óptica, resulta sorprendente que, por ejemplo, exista el 41,1% de personas que –simultáneamente– consideren votar a un “socialista progresista” como Hermes Binner y a un “conservador, neoliberal y privatista” como Mauricio Macri. Pero tal contradicción podría explicarse fácilmente si, por ejemplo, las personas en cuestión adujeran que ambos son políticos serios, mesurados, constructivos y no confrontativos.

Conclusión. Además de la ideología, existen múltiples ejes que atraviesan la decisión del votante. Sin embargo, tanto quienes hacen política como quienes la analizan parecen pensar en términos de factores ideológicamente puros, como progresismo, peronismo, izquierda, derecha, etc. Por ende, tienden a soslayar otros factores relevantes. Por supuesto, además de otras razones, el votante también concede importancia a lo que podría denominarse determinantes ideológicos-partidarios. Pero no tanta como el establishment político acostumbra atribuirle.
*Director de González Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/El-mito-del-voto-ideologico-puro-20140525-0046.html

domingo, 18 de mayo de 2014

La nueva amenaza para un gobierno jaqueado

Nuestra última encuesta sobre el escenario electoral confirma la tendencia ya observada en las anteriores: Sergio Massa encabeza la intención de voto a presidente con 27,6%, seguido de cerca por Daniel Scioli con 23,2% y Mauricio Macri con 17,5%.
 La única novedad que se agrega es la confirmación de que, en el marco del Frente para la Victoria, Florencio Randazzo aparece como un candidato alternativo con chances similares a las del gobernador. En efecto, si el ministro del Interior y Transporte fuera el candidato del FPV en lugar de Scioli, el resultado sería sumamente parejo, dado que alcanzaría un 22,5% contra el 26,6% de Sergio Massa. Adicionalmente, sobre la base de la misma encuesta, en caso de que el FPV decidiera presentarse en las PASO con Daniel Scioli y Florencio Randazzo (junto a otros cinco candidatos) se produciría un virtual empate entre ambos (en el interior de ese espacio, Scioli obtendría 39,1% y Randazzo 37,2%)
Varias son las razones que podrían explicar esa paridad. En primer lugar, desde la percepción de la ciudadanía, Daniel Scioli y Florencio Randazzo comparten una serie de atributos: son políticos serios, mesurados, dialoguistas y constructivos. Ninguno representa un ejemplar paradigmático de dirigente kirchnerista. Esto los convierte en candidatos potencialmente transversales, es decir, capaces de obtener votos por fuera del cada vez más reducido coto del FPV. Como contrapartida, tal fortaleza representa una debilidad dentro del propio espacio, donde no terminan de ser aceptados como “miembros puros”
Así, ambos soportan la cada vez más pesada mochila de ser considerados “kirchneristas invotables” por parte de la ciudadanía hostil a ese espacio político. Lo que determina que se encuentren atrapados en una especie de dilema estructural entre la lealtad y la conveniencia, del que ya es demasiado tarde para salir. Porque, si salieran, ganarían un voto transversal, pero perderían el que surge del núcleo duro del kirchnerismo; mientras que si se quedan –y a riesgo de no terminar siendo excomulgados por la cofradía– deberán ofrecer pruebas tan extraordinarias de pureza K que perderían casi todo el caudal transversal que, en otras circunstancias, podrían obtener.
Más allá de sus suertes conjuntas, lo cierto es que la buena noticia para Florencio Randazzo es muy mala para Daniel Scioli. El gobernador suma ahora un nuevo jaque a sus aspiraciones presidenciales. Además de la histórica hostilidad de la Presidenta y de sus “monjes negros”, y por si no bastara con las dificultades propias de una gestión que debe atender gravísimos problemas como inseguridad, pobreza y violencia social, el ex motonauta quizá deberá lidiar de ahora en más con las aspiraciones de alguien con suficiente pedigrí como para enfrentarlo desde adentro de ese impreciso espacio denominado PJ.

Pero quizás tanta adversidad no haga sino envalentonar el temple siempre resiliente de un hombre que se forjó superando infortunios. Porque con fe, con optimismo, con trabajo, con perseverancia, tal vez el gobernador pueda sobreponerse y terminar cumpliendo su viejo anhelo presidencial. O no.
Lo cierto es que, por ahora, a Scioli le salió un Randazzo. Y habrá que estar entonces a la altura de las circunstancias
*Director de González-Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/La-nueva-amenaza-para-un-gobierno-jaqueado-20140518-0022.html

domingo, 11 de mayo de 2014

¿Síntesis superadora o aquelarre para la derrota?

El PJ renovó su cúpula dirigencial. En principio podría señalarse que, con espíritu aperturista y afán de supervivencia, la nueva conducción expresa una jugada inteligente que permite aglutinar a fuerzas disímiles como el camporismo y el sciolismo, junto a caciques que resisten saltar al massismo. Aunque otra lectura indique que apenas se trata de una estratagema del Gobierno para tomar aire, mientras lo encorsetan a Daniel Scioli; lo cierto es que el PJ marca la voluntad de marchar en alguna dirección. Dado que el carácter final de la misma será una síntesis entre el deseo de los dirigentes y el de los votantes, aquí se proponen dos tesis extremas para bosquejar sus posibilidades.
Síntesis superadora. Conforme a ésta, la jugada del PJ puede encuadrarse como el momento virtuoso dentro de ese ciclo tan caro al peronismo consistente en dividirse para multiplicarse y volver a unirse. Fiel a su tradición, emergería así un “peronismo civilizado” que podría aprovechar las PASO para ungir un nuevo conductor fortalecido que surgiría democráticamente entre –parafraseando a Jorge Asís– “siete samuráis” (Scioli, Randazzo, etc.). Entonces se aplicaría aquello de que “el que gana conduce y el que pierde acompaña”, se firmaría la pipa de la paz y “¡aquí no ha pasado nada, compañeros!”. Conforme a esta visión edulcorada, la opinión pública recibiría con beneplácito a un peronismo unificado que se presenta como el exclusivo garante de la gobernabilidad y como el único capaz de mantener las banderas de la justicia social. Asimismo, tanto virtuosismo acabaría por deschavar a los traidores encabezados por Sergio Massa, agazapados tras el eufemismo de la renovación. El mensaje a la sociedad sería contundente: ¿para qué votar a falsos renovadores cuando la auténtica renovación ya la hemos hecho puertas adentro y fue elegida democráticamente?
Aquelarre para la derrota. Lamentablemente para los “muchachos”, tanto candor angelical choca de bruces contra la realidad cuando se advierte que en ese formidable tren hacia la victoria, junto a “civilizados” como Scioli y Urtubey, viajan antiguas “celebrities” como Insfrán y Aníbal Fernández!” y “revolucionarios noveles” como De Pedro y Ottavis. ¿No será demasiado?
Así, no resulta descabellado suponer que esa nueva versión de “unidos por el espanto” a lo único que puede conducir es a una derrota anunciada. Porque, paradójicamente quienes más se beneficiarían de este nuevo engendro serían UNEN, el FR y el PRO. En primer lugar, un “rejunte” así parece a medida de las punzantes diatribas de Lilita Carrió, quien se hará un picnic de verborragia efectista. Pero, también fortalecerá a Sergio Massa, porque ante tanta “pureza pejotista”, su posicionamiento de “peronista renovador” resultará ahora más creíble. Finalmente, beneficiará a Mauricio Macri, quien podrá reclamar para sí ser la única alternativa no peronista con probada capacidad de gestión.
Valoración final. Para bien o para mal el PJ ha encaminado un rumbo. Quizás la decisión resultó ser más fruto de la necesidad que de la convicción: tal vez no había otra alternativa. Las dos tesis enunciadas representan apenas los extremos de un espectro. Aunque sea prematuro decidirse a favor de alguna, quien escribe, se inclina más por la segunda: si tuviera que jugar, apostaría a que el PJ pretendió un pasaje a la Casa Rosada; pero el boleto ya marcaba el destino del cementerio.
*Director de González Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/Sintesis-superadora-o-aquelarre-para-la-derrota-20140511-0055.html

domingo, 4 de mayo de 2014

Las posibilidades del Frente Unen

La semana anterior, una encuesta mostró que el Frente Amplio UNEN emerge como una fuerza política con reales chances de disputar el poder. En efecto, con una intención de voto del 22,2%, sus candidatos se ubicaron terceros, muy cerca del Frente para la Victoria (23,9%) y a 5,9% de Sergio Massa (28,1%), quien se mantiene firme en primer lugar. Asimismo, UNEN ya superaría a Mauricio Macri, quien con el 17,5% queda relegado a una cuarta posición.
Adicionalmente, en el marco del rumor sobre un posible frente, se indagó la intención de voto de UNEN en alianza con PRO para un hipotético ballottage. Como resultado, surgió que el 37% votaría a esa alianza, mientras que el 44,6% no lo haría.
Análisis:
Una primera lectura, basada en la tentación de sumar porcentajes, conduce a especulaciones disímiles: por un lado, hace suponer que si la alianza se realizara en el marco de las PASO, entonces UNEN-PRO se ubicaría en primer lugar, relegando a sus competidores. En contraposición, otra lectura indica que, a pesar de la voluntad de ir juntos, esa misma coalición terminaría perdiendo en segunda vuelta. De modo tal que, en base a esos datos, la pregunta: ¿conviene una alianza electoral UNEN-PRO? no parece  tener una respuesta clara.
Por eso, quizá resulte útil ensayar otro camino. Para esto, cabe recordar que en la misma encuesta surgió que UNEN se impondría claramente en un ballottage ante Daniel Scioli (47,4% vs. 32%); aunque perdería en un escenario frente a Sergio Massa (33,8% vs. 42,2%). Sin embargo, lo que resulta esclarecedor es el análisis de la migración de votos entre primera y segunda vuelta.
Esto revela que, si compitiera contra Daniel Scioli, el candidato de UNEN se impondría debido a que sumaría el 49,5% de los votos de Sergio Massa y el 61,3% de los de Mauricio Macri. En cambio, en un escenario frente a Sergio Massa, a pesar de que UNEN captaría el 46,4% del voto macrista y el 10% del FpV, no le alcanzaría. La razón es que el tigrense ganaría a partir de capitalizar un tercio de votantes del FpV (33,8%) y similar guarismo del PRO (32,6%).
Puede concluirse, entonces, que la hipotética alianza UNEN-PRO no se avizora como necesaria para el primero, al menos en un escenario de ballottage. En efecto, si el candidato fuera Scioli, los votos necesarios de Macri serían capitalizados por UNEN aun en ausencia de tal alianza (lo que justifica conjeturar que, a veces, cierta porción de la ciudadanía puede unir lo que los dirigentes políticos no se animan o creen que no les conviene hacer). En cambio, si el candidato fuera Massa, esos votos resultarían más complicados de obtener; quizá por la sencilla razón de que un significativo porcentaje de votantes macristas tiene una afinidad mayor con Sergio Massa que con los candidatos de UNEN.
Cuando se realizan análisis de migraciones entre dos instancias temporales de voto (primarias y ballottage, etc.), no deberían extraerse conclusiones de carácter meramente aditivo: éstas, además de apresuradas, puede resultar equívocas. Por último, en relación con el interrogante acerca de si una alianza UNEN-PRO sería o no beneficiosa, debería al menos discriminarse lo siguiente: ¿para cuál de ambos actores?, ¿en qué contexto competitivo? y ¿en qué instancia electoral
*Director de González Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/Las-posibilidades-del-Frente-Unen-20140504-0039.html