domingo, 22 de febrero de 2015

Controversias y evidencias detrás del 18F

El 18F dejó evidencias y controversias. Aunque algunas voces del oficialismo se empeñen en cuestionar los motivos, lo cierto es  que una multitud marchó de modo silencioso para expresar valores. Justicia, verdad, respeto, solidaridad, transparencia, paz o unión son algunos de los significados emergentes tras ese enorme silencio. Ante tal evidencia, una pregunta recurrente es si la Presidenta escuchará el mensaje de la sociedad. La respuesta parece ser negativa. La reacción del Gobierno ha oscilado entre la negación, la indiferencia y la descalificación.
Lamentablemente, las declaraciones del oficialismo en torno a la trágica muerte del fiscal Alberto Nisman sólo lograron ahondar el sentimiento de divorcio con la ciudadanía.
En efecto, en los discursos presidenciales previos a la marcha prevalecía un tono acusatorio y egocéntrico, alejado del sentimiento de una sociedad conmocionada. Expresiones como: “Nosotros nos quedamos con el canto y a ellos les dejamos el silencio” o “El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos”, representan a una presidenta siempre dispuesta a confrontar.
Con posterioridad a la marcha, algunos voceros del oficialismo insistieron en el agravio como única herramienta de respuesta a la demanda de valores republicanos del 18F.  Mariano Recalde la calificó como “la vergonzosa marcha de los que fueron cómplices de la impunidad y de los delincuentes y asesinos de este país”, para concluir: “La oligarquía histórica y hoy representada en distintas corporaciones nos madrugó con una de las operaciones políticas más nefastas que ha vivido la democracia argentina”.
La muerte del fiscal Nisman ya se ha convertido en un símbolo que pone de relieve el sórdido entramado de las fuerzas subterráneas que acechan desde el interior del propio poder. La reacción del Gobierno ante tanto infortunio ha contribuido a acrecentar las propias sombras en que su egocentrismo y su impericia lo han subsumido.
*Director de González, Valladares y Asociados.
http://www.perfil.com/columnistas/Controversias-y-evidencias-detras-del-18F-20150222-0061.html

domingo, 8 de febrero de 2015

Extrañas alquimias

Finalmente Lilita se dio el gusto. O quizá satisfizo un capricho. Aunque los hechos políticos deben ser analizados en su propio nivel, la dimensión personal de los dirigentes aporta a su comprensión. ¿Tiene Carrió el deseo secreto de ser presidenta?, ¿creerá que es posible? En rigor, alguna vez lo expresó: “Voy a competir con Macri y le voy a ganar”. Aunque determinar las reales intenciones de las personas resulte difícil, no se puede renunciar a hacerlo. Cuando Lilita invoca la necesidad de salvar a la República para justificar su acuerdo con Mauricio Macri, es válido preguntarse si aceptaría seguir adelante en caso de perder la primaria. El resultado de nuestra encuesta resulta lapidario: Macri se impondría con más del 80% en esa interna. ¿Hará Lilita semejante sacrificio político para salvaguardar las instituciones? Las grandes personalidades de la historia siempre parecen inspiradas por esta máxima de Almafuerte: “No te des por vencido, ni aún vencido”. Aunque a veces resulte poco razonable.
¿Ganará Macri con este acuerdo? Los resultados de nuestra encuesta sugieren un beneficio pobre: la alianza con Carrió estaría sumando apenas 2 puntos a su candidatura. La contrapartida es  el impacto negativo que genera el acuerdo, que se percibe más como “un engendro político que resta” que como “un acuerdo inteligente que suma”. 
Oscar Wilde sostenía que “en este mundo sólo hay dos tragedias: una es no conseguir lo que se desea y la otra conseguirlo”. Macri y Lilita parecen haber cumplido un deseo, pero los espíritus escépticos elucubran que el resultado será más pérdida que ganancia. Porque: ¿cómo imaginarse el día a día de una alquimia electoral tan extraña?
Sin embargo, resulta justo rescatar algún mérito en el acuerdo: al menos Macri y Carrió decidieron arriesgarse a un hecho político disruptivo. En tiempos de mezquindades y dilaciones resulta loable.
En cuanto al escenario electoral tomado conjuntamente, vuelve a prevalecer la monotonía. Ningún candidato consigue sacar una clara ventaja al resto. Quizá la explicación sea la ausencia de propuestas acordes a los problemas. Mientras los candidatos calculan sus acciones a paso de tortuga, la realidad vuelve a imponerse como un tsunami. Como se ha señalado alguna vez: los hechos extraordinarios ameritan soluciones extraordinarias. Pero éstas no terminan de aparecer.
* Director de González y Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/Extranas-alquimias-20150208-0008.html

domingo, 1 de febrero de 2015

El mal y las sombras del poder

La única certeza es que el fiscal Alberto Nisman ya no está. Lo demás son aproximaciones más o menos verosímiles. Hace un par de semanas, en esta columna se discurrió sobre hipótesis conspirativas, escepticismo y paranoia. La realidad determina que, a veces, los temores se tornen pesadillas.
¿Suicidio o asesinato? ¿Denuncia genuina u operación contra el Gobierno? En nuestra encuesta publicada la semana anterior se expresaba el grado de escepticismo social. En efecto, más del 60% de los ciudadanos cree que el caso Nisman nunca se esclarecerá.
La muerte del fiscal es una de las mayores tragedias políticas desde el advenimiento de la democracia. Su gravedad ameritaba una intervención sensible, serena y ecuánime por parte del Gobierno, aun bajo el supuesto caso de que éste fuera víctima de un complot.
En contraposición, las sucesivas declaraciones de la presidenta Cristina Kirchner sólo aportaron dureza, mezquindad política y egocentrismo. Como en otras ocasiones, prevalecieron las palabras frías, expresadas en tono de certezas y empeñadas en atribuir el mal a los enemigos de siempre. La sensibilidad ante el dolor de la muerte y la templanza que corresponden a un estadista quedaron nuevamente lejos.
Un koan zen interroga: “Si tienes miedo de quien protege, ¿quién podrá protegerte de ese temor?”. Aplicado al caso, no se trata de misticismo oriental sino de desesperación ciudadana. En la marcha espontánea del lunes 19 se veía gente llorando. La vida en sociedad sólo es posible mientras se conserva una cadena de garantías. Un Estado de derecho es precisamente eso. Cuando se resquebraja, surgen el miedo y la parálisis. Y cuando el último garante elude su condición de tal, se intuye la dimensión del abismo.
Las acusaciones del fiscal Nisman contra el Gobierno podrán resultar verdaderas o falsas. Pero lo cierto es que detrás de su muerte se perfila una trama siniestra de intrigas, complots y perversas inteligencias desmadradas. Aunque el Gobierno insista en ser inocente de lo primero, no puede negar su responsabilidad sobre lo último.
Todo drama político remite en última instancia a un problema moral. No hace falta ser religioso para sostener que la civilización implica el intento humano de defenderse de su propio mal. Aunque sería ingenuo esperar que un gobierno resulte la encarnación del bien, es sensato confiar en que al menos no coquetee con el mal.
La moraleja es tan sencilla como conocida a través de la historia: cuando un gobierno incurre en la tentación de hacer jugar para sí a las fuerzas oscuras, tarde o temprano éstas terminan por salpicarlo. Y ante eso no caben excusas, reconocimientos tardíos ni desprolijos intentos de jugar a que todo cambie para que, finalmente, continúe igual.
*Director de González y Valladares Consultores.
http://www.perfil.com/columnistas/El-mal-y-las-sombras-del-poder-20150201-0025.html