domingo, 16 de noviembre de 2014

La agonía de UNEN y la violación del sentido común

En 2013, UNEN fue la novedad política que pareció demostrar que la coincidencia en un valor trascendente puede superar las diferencias ideológicas. Su promesa era sencilla: unirse para salvar los valores republicanos amenazados por el kirchnerismo.
En abril de 2014, el Frente Amplio UNEN fue recibido como una esperanza por la ciudadanía desencantada con el peronismo. Los primeros sondeos lo ubicaron como una tercera fuerza, superando al PRO.
Luego sobrevino una cadena de desaciertos. La raíz de la discordia radica en la tensión entre pragmáticos, como Elisa Carrió y Ernesto Sanz, y principistas como Hermes Binner y Pino Solanas. Los primeros pretenden una coalición con Mauricio Macri justificada por la lógica de ceder pureza ideológica para salvar la República; los últimos entienden que el logro de esa meta no justifica abjurar de valores indeclinables. Julio Cobos podría representar un caso diferente: quizás considere que los acuerdos con Macri o con Sergio Massa simplemente opacan la identidad del espacio y restan chances.
El fondo dilemático parece comprensible. Pero lo que resulta inadmisible es el modo con que los diferentes actores, especialmente Carrió, han tratado el tema hasta sumir al frente en una crisis absurda de final incierto. Aunque debería decirse que se trató de errores políticos, resulta evidente que la agonía de UNEN obedece mejor a una serie de violaciones del sentido común:
◆ Ventilar públicamente lo que debería discutirse en privado: si en UNEN existe realmente un dilema, ¿no debería debatirse puertas adentro en lugar de enviarse mensajes irónicos en forma mediática?
◆ Hablar sin consensuar: si alguien considera la conveniencia de acordar con Macri, ¿no sería más simple discutir antes de formular declaraciones que obligaron a los disidentes a ingresar en una escalada verbal?
◆ No tener en cuenta a los demás: ¿se habrá puesto en el lugar del otro quien denunció la imbecilidad de algunos dirigentes de UNEN? ¿No es ése un modo de autodegradarse?
◆ Considerar los fines como si fueran caprichos: cuando la estrategia hacia un fin incluye realizar algo discutible pero se insiste en hacerlo desconsiderando las razones contrarias, ¿no se trata más de capricho que de estrategia?
◆ Negar lo evidente: UNEN está sumido en una crisis estructural, pero algunas de sus voces insisten en que apenas se trata de conflictos propios de una fuerza en crecimiento. ¿Lo creen realmente?
◆ Confirmar las dudas hasta el paroxismo: cuando apareció UNEN, las mentes escépticas sostenían que su heterogeneidad ideológica lo tornaría inviable. En lugar de despejar esas dudas, sus referentes parecen empeñados en confirmarlas.
Una reflexión final: cuando se aspira a unir lo distinto en pos de lo trascendente, habría que precisar el alcance de cada término. Eso también es sentido común.
http://www.perfil.com/columnistas/La-agonia-de-UNEN-y-la-violacion-del-sentido-comun-20141116-0042.html